Los periodistas deportivos no solemos detenernos a analizar los porque de cada descenso al final de temporada, pero creo que lo sucedido con los equipos que perdieron la categoría merece una revisión que nos ayudará a comprender como está el futbol argentino de hoy.
Los cuatro conjuntos han cometido errores similares, quizá en distintos tiempos cronológicos, para terminar en el Nacional B.
El primero de ellos es la falta de proyecto futbolístico, luego de muy buenas campañas, desmantelaron los planteles y comenzaron la caída libre; otros factores que comulgaron los cuatro, fue la falta de proyecto futbolístico y la peligrosa relación barra – dirigentes y en algunos casos barras – dirigentes – Estado. Después hay una causa común a tres equipos (Huracán, Gimnasia y River) que es ni más ni menos que las malas administraciones que dan como resultado problemas económicos. Y como una broma macabra del destino a estos tres conjuntos los ha dirigido en este lapso Ángel Cappa, un defensor del buen juego por sobre el resultado.
En el caso de Huracán luego del subcampeonato logrado de la mano de Cappa, debió por los apremios económicos vender a sus figuras y al torneo siguiente realizo una discreta actuación con renuncia de Cappa incluida. A partir de allí, Apertura 2009, pasaron Héctor Martínez (interino), Héctor Rivoira, Miguel Ángel Brindisi y Roberto Pompei, tres entrenadores con distintas filosofías de juego, que se sucedieron uno al otro a mitad de los torneos como quien da manotazos de ahogado en busca de soluciones milagrosas.
Siguiendo con el Globo, la mala gestión de Babington al frente de la institución arrojan como saldo, deudas importantes con el plantel, en algunos casos casi un año sin cobrar, lo que también afecta a lo deportivo, porque si bien esto es un juego, para los jugadores es su forma de ganarse la vida y cuando uno tiene la cabeza puesta en las deudas difícilmente pueda jugar bien al futbol. Y el poder de la barra dentro del club hace que hoy Huracán deba jugar sin público de local producto de los desmanes de estos pseudos simpatizantes.
El caso de Quilmes, es singular ya que sufrió el mal de los equipos que vienen del ascenso, que es el promedio, si bien los otros conjuntos que ascendieron con el Cervecero pudieron mantener la categoría a este se le hizo muy difícil. ¿Por qué se le hizo difícil? Simplemente porque equivocaron el rumbo una vez que llegaron a primera, comenzaron el certamen con una base nueva de jugadores y con Tocalli de entrenador, luego de una serie de malos resultados afuera el ex DT de los seleccionados juveniles y adentro Madelón, un especialista en equipos necesitados de puntos; sin embargo los resultados tampoco aparecieron con él, entonces a mitad del clausura lo echaron y contrataron a otro especialista como lo es Caruso Lombardi, que estuvo a un juego de conseguir el milagro para los quilmeños, que finalmente perdieron la categoría.
Aquí no podemos hablar de mala administración, pero sí de la peligrosa relación que tienen la barra con los dirigentes y en este caso el Estado, ya que el Vicepresidente de la institución, es Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete del actual Gobierno, lo que hace que ese triangulo pierda en algunas ocasiones los límites establecidos, producto de los servicios prestados por los barras en los actos políticos.
Lo de Gimnasia lo podríamos titular, “La tercera es la vencida”, porque desde la aceptable campaña conseguida de la mano de Pedro Troglio, haya por el 2006, que se vio manchada por la vergonzosa y repudiable aparición del entonces presidente del club, Muñiz, que amenazó en el entretiempo del partido del Lobo frente a Boca al juez Giménez, quien suspendió el juego; y que después fue con la barra a apretar a los jugadores para que vayan para atrás, si para atrás en lo que quedaba por jugar con los Xeneises para no beneficiar a Estudiantes, nunca volvió a ser un equipo estable.
Una vez que Troglio se fue del club, el mismo empezó a naufragar en la mediocridad ya que en casi cuatro años pasaron por el banco de suplentes, Sanguinetti, Madelón, Fernández, Cocca, Morant, Cappa y Ortiz, y los triperos jugaron al final de las últimas tres temporadas la promoción para mantener la categoría y como el destino es cruel y el futbol no conoce de justicia, de los tres planteles que disputaron las distintas promociones, el de esta temporada , 2010/11, era el que mejores exponentes de buen juego tenía, pero no le alcanzo para seguir en primera división por que se cruzó con un equipo como el de San Martín de San Juan con hambre y muchas ganas de subir a la elite del futbol argentino.
Y así llegamos a River, si a River, y muchos van a decir cómo es posible que el Millonario haya perdido la categoría y la respuesta es sencilla, luego del título obtenido con Simeone (clausura 2007), el equipo perdió a un par de jugadores claves como Carrizo, vendido a Europa y Ortega, por disposición del entonces entrenador Simeone, quien dejaría el cargo a mitad del Apertura por los magros resultados obtenidos, a partir de allí el club de Núñez perdió su brújula en lo deportivo, entrando en la peligrosa zona de priorizar los resultados al proyecto y contratando a cinco entrenadores en poco menos de tres años.
Ellos fueron: Gabriel Rodríguez (interino), Néstor Gorosito, Leonardo Astrada, Ángel Cappa y Juan José López, como podemos observar cuatro de los cinco son hijos dilectos y en algunos casos símbolos de la era dorada de River, que sin embargo no pudieron torcer la historia. Quedara en la historia Jota Jota, ya no como el exquisito ocho del equipo multicampeón sino como el entrenador que no supo dar un paso al costado a tiempo por su servilismo a Passarella y envió al Millonario al descenso mostrando la impotencia de no encontrar respuestas luego de la derrota con All Boys en el Monumental.
Si hablamos de la relación barra-dirigencia y Estado?, podríamos asegurar que se trata de un matrimonio por conveniencia que ya tiene varios incidentes sobre los hombros, como la batalla en los quinchos del club, la muerte de Gonzalo Acro, la custodia en las elecciones de la institución y por último lo sucedido el domingo primero en el entretiempo del partido, yendo a amenazar al árbitro del partido y luego con los desmanes realizados no solo dentro del estadio sino en toda la zona aledaña al mismo. Además que varios de estos patoteros pertenecen al ala de Pablo Moyano, dirigente del Sindicato de Camioneros y a otros se los han visto cerca del ministro Guillermo Moreno, lo cual hace que sus movimientos tengan cierta impunidad por sentirse protegidos por el poder.
Y para finalizar con River, la pésima administración de Aguilar, quien destrozo económicamente al club, y como premio obtuvo un lugar en FIFA; y la soberbia y desprecio demostrado por Passarella desde que asumió a finales de 2009; de Aguilar ya se ha dicho todo pero el Kaiser ha hecho de la institución una dictadura donde se hace lo que él dice y nada más, además que contradictoriamente él acusa a la administración anterior y sus vices fueron los que aprobaron los balances presentados por Aguilar y compañía.
Tome tan solo a los cuatro descendidos y vemos que nuestro amado futbol ha entrado en una decadencia que exige un cambio, pero qué tipo de cambio, para empezar las cuentas de cada institución tendrían que ser revisadas minuciosamente para evitar los desmanes económicos, luego investigar y encerrar a todos los involucrados en la asociación ilícita barra-dirigentes y castigar a los clubes donde se compruebe esa coexistencia, para así erradicar la violencia de nuestros estadios, y por último dejar de ser tan exitistas y resultadistas y empezar a creer en proyectos porque de otra forma los cambios no se pueden llevar a cabo.
Alejandro Maldonado Casamajor.
Periodista Deportivo.
Los cuatro conjuntos han cometido errores similares, quizá en distintos tiempos cronológicos, para terminar en el Nacional B.
El primero de ellos es la falta de proyecto futbolístico, luego de muy buenas campañas, desmantelaron los planteles y comenzaron la caída libre; otros factores que comulgaron los cuatro, fue la falta de proyecto futbolístico y la peligrosa relación barra – dirigentes y en algunos casos barras – dirigentes – Estado. Después hay una causa común a tres equipos (Huracán, Gimnasia y River) que es ni más ni menos que las malas administraciones que dan como resultado problemas económicos. Y como una broma macabra del destino a estos tres conjuntos los ha dirigido en este lapso Ángel Cappa, un defensor del buen juego por sobre el resultado.
En el caso de Huracán luego del subcampeonato logrado de la mano de Cappa, debió por los apremios económicos vender a sus figuras y al torneo siguiente realizo una discreta actuación con renuncia de Cappa incluida. A partir de allí, Apertura 2009, pasaron Héctor Martínez (interino), Héctor Rivoira, Miguel Ángel Brindisi y Roberto Pompei, tres entrenadores con distintas filosofías de juego, que se sucedieron uno al otro a mitad de los torneos como quien da manotazos de ahogado en busca de soluciones milagrosas.
Siguiendo con el Globo, la mala gestión de Babington al frente de la institución arrojan como saldo, deudas importantes con el plantel, en algunos casos casi un año sin cobrar, lo que también afecta a lo deportivo, porque si bien esto es un juego, para los jugadores es su forma de ganarse la vida y cuando uno tiene la cabeza puesta en las deudas difícilmente pueda jugar bien al futbol. Y el poder de la barra dentro del club hace que hoy Huracán deba jugar sin público de local producto de los desmanes de estos pseudos simpatizantes.
El caso de Quilmes, es singular ya que sufrió el mal de los equipos que vienen del ascenso, que es el promedio, si bien los otros conjuntos que ascendieron con el Cervecero pudieron mantener la categoría a este se le hizo muy difícil. ¿Por qué se le hizo difícil? Simplemente porque equivocaron el rumbo una vez que llegaron a primera, comenzaron el certamen con una base nueva de jugadores y con Tocalli de entrenador, luego de una serie de malos resultados afuera el ex DT de los seleccionados juveniles y adentro Madelón, un especialista en equipos necesitados de puntos; sin embargo los resultados tampoco aparecieron con él, entonces a mitad del clausura lo echaron y contrataron a otro especialista como lo es Caruso Lombardi, que estuvo a un juego de conseguir el milagro para los quilmeños, que finalmente perdieron la categoría.
Aquí no podemos hablar de mala administración, pero sí de la peligrosa relación que tienen la barra con los dirigentes y en este caso el Estado, ya que el Vicepresidente de la institución, es Aníbal Fernández, Jefe de Gabinete del actual Gobierno, lo que hace que ese triangulo pierda en algunas ocasiones los límites establecidos, producto de los servicios prestados por los barras en los actos políticos.
Lo de Gimnasia lo podríamos titular, “La tercera es la vencida”, porque desde la aceptable campaña conseguida de la mano de Pedro Troglio, haya por el 2006, que se vio manchada por la vergonzosa y repudiable aparición del entonces presidente del club, Muñiz, que amenazó en el entretiempo del partido del Lobo frente a Boca al juez Giménez, quien suspendió el juego; y que después fue con la barra a apretar a los jugadores para que vayan para atrás, si para atrás en lo que quedaba por jugar con los Xeneises para no beneficiar a Estudiantes, nunca volvió a ser un equipo estable.
Una vez que Troglio se fue del club, el mismo empezó a naufragar en la mediocridad ya que en casi cuatro años pasaron por el banco de suplentes, Sanguinetti, Madelón, Fernández, Cocca, Morant, Cappa y Ortiz, y los triperos jugaron al final de las últimas tres temporadas la promoción para mantener la categoría y como el destino es cruel y el futbol no conoce de justicia, de los tres planteles que disputaron las distintas promociones, el de esta temporada , 2010/11, era el que mejores exponentes de buen juego tenía, pero no le alcanzo para seguir en primera división por que se cruzó con un equipo como el de San Martín de San Juan con hambre y muchas ganas de subir a la elite del futbol argentino.
Y así llegamos a River, si a River, y muchos van a decir cómo es posible que el Millonario haya perdido la categoría y la respuesta es sencilla, luego del título obtenido con Simeone (clausura 2007), el equipo perdió a un par de jugadores claves como Carrizo, vendido a Europa y Ortega, por disposición del entonces entrenador Simeone, quien dejaría el cargo a mitad del Apertura por los magros resultados obtenidos, a partir de allí el club de Núñez perdió su brújula en lo deportivo, entrando en la peligrosa zona de priorizar los resultados al proyecto y contratando a cinco entrenadores en poco menos de tres años.
Ellos fueron: Gabriel Rodríguez (interino), Néstor Gorosito, Leonardo Astrada, Ángel Cappa y Juan José López, como podemos observar cuatro de los cinco son hijos dilectos y en algunos casos símbolos de la era dorada de River, que sin embargo no pudieron torcer la historia. Quedara en la historia Jota Jota, ya no como el exquisito ocho del equipo multicampeón sino como el entrenador que no supo dar un paso al costado a tiempo por su servilismo a Passarella y envió al Millonario al descenso mostrando la impotencia de no encontrar respuestas luego de la derrota con All Boys en el Monumental.
Si hablamos de la relación barra-dirigencia y Estado?, podríamos asegurar que se trata de un matrimonio por conveniencia que ya tiene varios incidentes sobre los hombros, como la batalla en los quinchos del club, la muerte de Gonzalo Acro, la custodia en las elecciones de la institución y por último lo sucedido el domingo primero en el entretiempo del partido, yendo a amenazar al árbitro del partido y luego con los desmanes realizados no solo dentro del estadio sino en toda la zona aledaña al mismo. Además que varios de estos patoteros pertenecen al ala de Pablo Moyano, dirigente del Sindicato de Camioneros y a otros se los han visto cerca del ministro Guillermo Moreno, lo cual hace que sus movimientos tengan cierta impunidad por sentirse protegidos por el poder.
Y para finalizar con River, la pésima administración de Aguilar, quien destrozo económicamente al club, y como premio obtuvo un lugar en FIFA; y la soberbia y desprecio demostrado por Passarella desde que asumió a finales de 2009; de Aguilar ya se ha dicho todo pero el Kaiser ha hecho de la institución una dictadura donde se hace lo que él dice y nada más, además que contradictoriamente él acusa a la administración anterior y sus vices fueron los que aprobaron los balances presentados por Aguilar y compañía.
Tome tan solo a los cuatro descendidos y vemos que nuestro amado futbol ha entrado en una decadencia que exige un cambio, pero qué tipo de cambio, para empezar las cuentas de cada institución tendrían que ser revisadas minuciosamente para evitar los desmanes económicos, luego investigar y encerrar a todos los involucrados en la asociación ilícita barra-dirigentes y castigar a los clubes donde se compruebe esa coexistencia, para así erradicar la violencia de nuestros estadios, y por último dejar de ser tan exitistas y resultadistas y empezar a creer en proyectos porque de otra forma los cambios no se pueden llevar a cabo.
Alejandro Maldonado Casamajor.
Periodista Deportivo.